La violencia contra la mujer es un problema constante que crece, en tiempos de pandemia se ha incrementado exponencialmente, reflejándose desafortunadamente en el aumento de feminicidios y de la violencia en el hogar.
“El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública estableció que a nivel nacional el delito de feminicidio representó 0.05% en la incidencia delictiva total en enero-noviembre 2020.”
Hoy en día, el abuso contra la mujer y las niñas se refleja considerablemente. Una de cada tres mujeres en el mundo sufre violencia sexual, física y psicológica en mayoría, por parte de su pareja, según datos de la Organización de las Naciones Unidas.
Esta situación ha sido corroborada por varios informes oficiales. Por ejemplo, el Informe Anual de Seguridad 2020 señala que hubo un incremento del 0.3% en feminicidios con respecto al 2019. Las cifras oficiales registraron 3,455 asesinatos de mujeres y 888 fueron tipificados como feminicidios. Cabe resaltar que activistas como la Dra. Patricia Olamendi Torres del colectivo Nosotras tenemos otros datos, ha señalado que el Estado ha sido omiso en cumplir con lo elemental que es clasificar correctamente un delito.
El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública estableció que a nivel nacional el delito de feminicidio representó 0.05% en la incidencia delictiva total en enero-noviembre 2020. De acuerdo con el último informe sobre violencia contra las mujeres con corte al 30 de noviembre del 2020, el incremento no es solo en los casos, también en las entidades. En 2019 se reportaban casos en 404 localidades, para 2020 se identifican 424 entidades. Las 10 entidades que registran mayores incidencias son: Estado de México, Veracruz, CDMX, Nuevo León, Jalisco, Puebla, Oaxaca, Baja California, Chihuahua y Morelos.
En noviembre de 2020 el INEGI publicó un informe a propósito del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer en el que destaca que las averiguaciones previas iniciadas y/o carpetas de investigación abiertas, los principales delitos cometidos en contra de las mujeres son los relacionados con el abuso sexual (42.6%) y la violación (37.8%).
La Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) tercer trimestre 2020, estima que entre enero y septiembre de 2020, 9% de los hogares experimentaron alguna situación de violencia familiar, señalando que si bien es cierto que la violencia contra las mujeres no es producto de la pandemia, es evidente que la crisis ocasionada por el Covid-19 ha producido un alza en los casos de violencia de género contra mujeres y niñas.
“La Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana tercer trimestre 2020, estima que entre enero y septiembre de 2020, 9% de los hogares experimentaron alguna situación de violencia familiar, haciendo evidente que la crisis ocasionada por el Covid-19 ha producido un alza en los casos de violencia de género contra mujeres y niñas.”
En el estudio La violencia feminicida en México: aproximaciones y tendencias, presentado por ONU Mujeres, el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres); y la Secretaría de Gobernación, a través de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim), se destaca que continúan prevaleciendo estereotipos de género y deficiencias institucionales, principalmente en la procuración de justicia, que impiden a las víctimas, directas e indirectas, acceder a la justicia, en consonancia con los instrumentos de derechos humanos de las mujeres y las niñas, advirtiendo que existe una “cifra negra” importante, debido a que no todas las mujeres que sufren algún tipo de lesión por violencia denuncian los hechos ante alguna autoridad de procuración de justicia, insistiendo en que se deben reforzar las acciones y políticas públicas orientadas al fortalecimiento institucional, tanto federal como estatal, para prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres y las niñas.
Nuevas leyes vs. la violencia de género
Ante este desolador panorama, es urgente que surjan nuevas leyes que castiguen de forma más severa y eficaz a los agresores y agresoras, ya que incluso en las parejas del mismo sexo, dirigiéndonos al sexo femenino, también hay abusos. Es prioritario que nuestros legisladores pongan la atención necesaria para modificar las leyes que “supuestamente nos protegen” y realmente apliquen todo el peso de la justicia.
Es también fundamental que haya una reforma educativa a nivel preescolar y primaria, que incluya un plan complementario y materias como nutrición, cooperación, ética, programación, inteligencia emocional, finanzas personales, creatividad, conciencia ambiental y meditación.
Los valores que hoy están olvidados como el amor propio, la ética, la gratitud, el amor y respeto a los demás, se podrían rescatar indudablemente, es una realidad que si desde pequeños se emplean estas herramientas, podríamos hablar de una evolución humana de raíz, formaríamos a individuos respetuosos con la sociedad, con la naturaleza y con nuestro sistema, habría menos delitos, menos corrupción, menos violencia, se percibiría una conciencia más clara, que la que nos está tocando despertar a nosotros los adultos hoy en día a un costo elevado y también violento.
El abuso psicológico es mucho más fuerte de lo que pensamos en casa, no solo para las mujeres, por parte de su pareja, sino también de madres a hijas, hermanos a hermanas. Las futuras generaciones deben tener claro que la sociedad que construirán deberá ser diferente, mejor, incluyente, justa, con bases sólidas de respeto y de hermandad. Para eso es necesario modificar las normas que nos rigen de forma injusta e irregular, lograr que esta nueva generación y la actual por supuesto, piensen mil veces antes de golpear, asesinar, atacar sexual, física y psicológicamente a una mujer.
Aún estamos a tiempo, si nuestros gobernantes, legisladores, dejan de pensar en el poder por el poder y en crear nuevas formas de generar bienestar colectivo, igualdad y justicia para nosotras. Aún estamos a tiempo de crear una atmósfera positiva y constructiva en nuestros hogares. Aún estamos a tiempo de ser más conscientes de que es urgente un cambio de raíz y hacer las modificaciones necesarias para corregir los patrones negativos de conducta en los niños y niñas.
Fuimos, somos y seremos una generación evolutiva y sobreviviente, que marcará un parteaguas en la historia de la humanidad. Hoy más que nunca debemos afianzar la solidaridad y la unión entre nosotras mismas. Hoy más que nunca debemos crear lazos de confianza, respeto, fraternidad y amor a los pequeños que habitan en el hogar y defender nuestros derechos como mujeres, con claridad y honestidad.
“Fuimos, somos y seremos una generación evolutiva y sobreviviente, que marcará un parteaguas en la historia de la humanidad. Hoy más que nunca debemos afianzar la solidaridad y la unión entre nosotras mismas.”