Poco después de que saliera a la luz un video en el que se muestran supuestos sobornos a legisladores del PAN que apoyan las declaraciones en el caso Lozoya, un comunicador en su programa destapó la existencia de otro video, pero ahora mostraba a Pío López Obrador, así es, el apellido lo delata, recibiendo dinero como supuesta contribución a la causa del “licenciado”. Por supuesto que la oposición no tardó en embestir al titular de la 4T, comparándolo al antiguo régimen conservadurista que tanto ataca y repudia. Incluso senadoras panistas presentaron una denuncia en la FGR contra Pío López para que sea investigado. Presidencia señaló que aunque sean familiares, si son culpables deben responder ante la ley, prefirió dejar de lado la discusión de los video escándalos, pues sí, las cantidades son menores, el propósito, según el Movimiento de Regeneración no fue dañar al país, sino apoyar la causa para salvarlo, ¡listo, justificado! A la no primera dama se le ocurrió decir que en la independencia también se daba dinero para la causa y nadie grababa. Bien lo dicen, no hagas nada bueno que parezca malo, pero al ojo del juzgador los dos hechos son vistos desde ángulos, o intereses diferentes. En la política mexicana esta técnica para desenmascarar a los delincuentes de cuello blanco no hace distingos. La pelea no es por ver quién hizo más o menos daño, tampoco en si purgará una pena por ello. Se ha convertido en un jaloneo de poder, la oposición contra la legitimación de esta administración, que se fundamenta en el combate a la corrupción, sobre todo tiene resentimiento con la corrupción electoral, tanto que ahora es delito grave. El golpe va justo en la moral que ostenta. En qué acabará, no lo sabemos, lo seguro es que la ley del talión se ha modificado, si antes era ojo por ojo, ahora es video por video.