El Ejecutivo Federal decidió reenviar la iniciativa para reformar la Constitución en materia de fuero para que los mandatarios del país, incluyéndolo a él, puedan ser enjuiciados por delitos electorales, una vieja herida del morenista; corrupción, la lucha que lleva desde su primera elección; traición a la patria, que la nación se lo demande; hasta delitos por los que cualquier ciudadano puede cometer. La reforma a los artículos 108 y 111, ya antes propuesta, se atoró debido a los desacuerdos entre colegisladoras. Sin embargo, así como todas las mañanas en su conferencia, AMLO insistió que eliminar el fuero es avanzar contra la corrupción, convencido de que “la deshonestidad de los gobernantes y de las élites de poder es lo que ha causado un mayor deterioro a la vida pública”, versa en su exposición de motivos. Una vez más, la iniciativa fue publicada en la Gaceta Parlamentaria de la Cámara de Diputados para ser turnada a la Comisión de Puntos Constitucionales. Como aquella primera vez en diciembre del 2018, los primeros en apuntarse para dar prioridad al tema fueron los de Morena, los mismos que no llegaron al acuerdo aquella vez. La cuestión es, qué será diferente esta vez que pudiera influir en la aprobación de la iniciativa, quizá que el Presidente sólo mencionó al Ejecutivo Federal y no hirió susceptibilidades de legisladores que no querían ceder el poder que el fuero les concede. Tendrán una nueva oportunidad para demostrar que la voluntad para desaparecer los privilegios de la clase política neoliberal es real y no una simulación, eso está por verse.