En México y gran parte de Latinoamérica existen diversos reclamos populares, entre los más constantes encontramos los salarios. Y es que durante los últimos años se ha tratado de aumentar el ingreso salarial de nuestros trabajadores, sin que esto tenga un resultado tangible a la fecha.
Aunque se han hecho esfuerzos para el aumento salarial desde 1998 a la fecha (el caso de México, Chile, Costa Rica y Uruguay) aún no tenemos un incremento significativo que permita a las familias un mejor futuro. Prueba de lo anterior es que durante el proceso electoral del 2018 muchos candidatos basaron algunas de sus propuestas y ataques en torno al salario; sin embargo, pocos de ellos lograron en la realidad dar una respuesta clara sobre cómo aumentar el ingreso de los mexicanos.
Por ello en el presente artículo, analizaremos algunas causas y propuestas que pueden generar un aumento sustancial en el ingreso familiar.
¿Por qué Ganan Poco los Mexicanos?
Explicar las razones del porqué los mexicanos ganan poco sería un tema interminable, pero podemos señalar los problemas siguientes y su impacto en el salario.
En primer lugar, se encuentra la educación. En México existe un grave problema al diferenciar educación y matriculación. Muchos han sido los gobiernos que tienen como carta de presentación el “aumento educativo”, es decir, cuántos individuos cursan un nivel de educación en un municipio estado o país. El problema no solamente radica en la educación básica, sino también en la educación superior, prueba de ello es que en los últimos seis años la matriculación en las escuelas públicas y privadas tan sólo en la Ciudad de México ha aumentado aproximadamente un 38%,[1] es decir, tenemos un gran número de profesionistas que egresan de escuelas, las cuales en muchos de los casos no cuentan con una infraestructura ni con el personal necesario para desempeñar labores de enseñanza adecuada. Aunado a lo anterior, los sistemas de titulación son cada vez más laxos; en la actualidad, en la mayoría de las instituciones de educación superior se ofertan cursos de titulación, en los cuales es necesario quedarse algunos meses más “estudiando” para lograr obtener el grado; a estas alturas ya no se puede hablar del examen de grado que prácticamente ha quedado en el olvido.
Lo anterior ha generado un gran número de profesionistas creados al “vapor”, quienes no cuentan con los conocimientos suficientes para afrontar los desafíos de la vida profesional; incluso tenemos profesionistas que con esa preparación lo único que pueden ofrecer es un servicio deficiente, sobre todo poco conocimiento o experiencia para poder ingresar a la iniciativa privada o pública.[2]
En el caso de la industria manufacturera, las cifras son impactantes. Oliver Ambía, director del Departamento de Finanzas del Tecnológico de Monterrey campus Santa Fe, menciona que “La baja productividad está relacionada con la poca sofisticación de la economía, la brecha económica entre los estados del país, el menor valor agregado de las actividades laborales y el nivel inferior de profesionalismo de los trabajadores”[3]. Mientras que el Centro de Investigación para el Desarrollo, A. C. (CIDAC) menciona que la productividad de un trabajador mexicano es del 19%, mientras la de un Irlandés es del 23%, es decir, que un trabajador mexicano produce aproximadamente 344,916 pesos al año, mientras que un Irlandés produce 1.7 millones de pesos en ese mismo periodo de tiempo.[4] En términos genéricos un obrero mexicano cuesta más a una empresa; y ni hablar de industria tecnológica, en este ramo prácticamente nos encontramos borrados del mapa los latinoamericanos.
Los problemas anteriores son el resultado de malas políticas en el sector educativo que han dañado gravemente la educación básica y superior. Nuestros jóvenes están siendo preparados en aulas y en un ambiente que aún utiliza métodos de mediados del siglo XX; mientras que podemos ver cómo en el sudeste asiático los países hacen esfuerzos enormes para mejorar la educación, ingresando a los jóvenes en la ciencia y la tecnología. Incluso se han creado controles más rigurosos en la educación superior para los jóvenes que pretenden ser profesionistas.
¿Los Salarios en México son Justos?
Esta es quizá la pregunta toral de toda política salarial; primeramente, me gustaría señalar que en México siempre utilizamos como referencia el salario mínimo general el cual hasta el mes de julio del 2018 era de 88.36 pesos diarios. Ahora bien, la siguiente pregunta que debemos hacernos es ¿cuántas personas ganan en realidad un salario mínimo? Aunque no existe una cifra exacta se especula que en México aproximadamente entre el 40% y 45% de los trabajadores se encuentran inscritos ante el Instituto Mexicano del Seguro Social con un salario mínimo. Es una cifra alta, sin embargo, habría que señalar que, debido a la complejidad, lo oneroso y la burocracia que existe en nuestro país, tenemos una práctica común en el sector patronal que es inscribir a los trabajadores con el salario mínimo para así reducir el gasto en el pago de seguridad social.
“La baja productividad está relacionada con la poca sofisticación de la economía, la brecha económica entre los estados del país, el menor valor agregado de las actividades laborales y el nivel inferior de profesionalismo de los trabajadores.”
¿Por qué pasa esto? La primera y gran razón es por la nula existencia de incentivos para la formalidad laboral. El sector patronal no tiene un incentivo que permita mejorar las condiciones de sus trabajadores; incluso en algunas partes de la República, como el estado de Guanajuato y Querétaro, podemos encontrar zonas geográficas en donde la demanda de mano de obra supera con creces a la oferta, pero con una agravante: los salarios en estas zonas no son tentadores para que un trabajador de algún otro estado emigre a laborar a esta zona territorial.
¿Qué se Debe Hacer para Aumentar los Salarios?
A continuación expodré algunas propuestas que permitirán el aumento en prestaciones y el mejoramiento de condiciones laborales de los trabajadores, y con ello un aumento significativo en sus ingresos.
Deducción de prestaciones laborales extralegales para patrones. En este sentido nuestra Ley Federal del Trabajo prevé un catálogo mínimo de prestaciones que debe percibir un trabajador por sus servicios, por ello propongo que todas aquellas prestaciones superiores a las mencionadas por la Ley Federal del Trabajo sean deducibles de impuestos. Esto generaría primeramente una mayor formalidad en el empleo, es decir, una base trabajadora que cotizaría con salarios reales y no ficciones salariales como actualmente existen muchos ejemplos en nuestro país.
Este incentivo permitiría un aumento en las prestaciones laborales de los trabajadores y con ello un aumento significativo en el ingreso mensual y la economía familiar sin generar un aumento inflacionario, lo cual abriría la posibilidad de mejorar las condiciones económicas de muchos trabajadores de nuestro país y a su vez un estímulo para los empresarios nacionales y extranjeros.
Cabe resaltar que, al tener un mayor número de trabajadores en la formalidad, la capacidad recaudadora del estado aumentaría de forma gradual consolidándose en pocos años. A su vez tendríamos una mayor fortaleza de nuestras instituciones sociales laborales como el IMSS, Infonavit y Afores.
Modificar el sistema de apoyos sociales. Actualmente existe una tendencia en muchos países de Latinoamérica la cual tiene como objeto dar diversos apoyos sociales a los ciudadanos que cumplen dos condiciones: ser pobres y estar desempleados. El problema radica en que en muchos casos estos apoyos sociales como la salud universal (seguro popular) pueden llegar a perderse por estar inscritos en los regímenes de seguridad social; el efecto inmediato de tal medida es que muchas personas en situación de pobreza, pero que cuentan con un trabajo, prefieren renunciar a sus trabajos (formales) que perder sus apoyos. Lo anterior ha generado un efecto devastador: trabajadores que buscan la informalidad, ya que es la única manera de tener un ingreso o salario extra sin perder las prerrogativas de gobierno.
Por lo tanto, propongo que los apoyos y prerrogativas de gobierno se puedan otorgar a personas que se encuentren en la formalidad laboral y que tengan ingresos menores a cinco mil pesos. Por ello es necesario que los apoyos sociales se enfoquen en personas de bajos ingresos pero que se encuentren dentro de la formalidad laboral; incluso esta propuesta es una muestra de justicia social para todos aquellos que si aportan al estado y que a su vez podrían recibir beneficios al ser parte de una economía formal. De esta manera estaríamos fomentando la formalidad laboral y económica que tanta falta hace a nuestro país.
Si aunado a lo anterior implementamos los estímulos fiscales a prestaciones extralegales, tendríamos una notable reducción en cifras de pobreza en nuestros países. ¡Por fin habrá estímulos para entrar a la formalidad!
Estímulo sobre las aportaciones a los institutos de seguridad social. En gran parte de Latinoamérica tenemos empresas que cubren mensualmente cantidades exorbitantes por cuotas a instituciones de seguridad social. En el caso mexicano existen empresas que mes con mes tienen que cubrir cantidades enormes en millones de pesos y que se cuentan en dos cifras.
¿Qué pasaría si estas empresas pudieran crear en la zona territorial donde se encuentran una clínica o hospital para uso exclusivo de sus trabajadores? Como resultado, inmediatamente estaríamos generando una mejor atención médica para la base trabajadora del país, aunado a lo anterior se generaría en nuestro territorio la mayor infraestructura médica en su historia y con ello también estaríamos generando mayores puestos de empleo para la industria médica, esto no tendría costo alguno para el Estado, ya que serían los particulares quienes generarían una gran red médica nacional.
Aplicando esta propuesta, únicamente el Instituto Mexicano del Seguro Social aplicaría al patrón una cuota que se utilizaría para el fondo de retiro (pensión) de los trabajadores. Y con ello generaríamos una mejor atención médica a los empleados, pero sobre todo un gran incentivo para laborar en la formalidad.
Otra propuesta similar tiene que ver con la vivienda en el caso de México; de igual manera podemos asegurar que en nuestro país existe una cantidad enorme de empresas que pagan millonadas por concepto de aportaciones al Infonavit. ¿Qué pasaría si estas empresas en lugar de pagar estas cuotas pudieran generar la vivienda de sus trabajadores?, ¿cuántas casas se podrían construir con las aportaciones de las empresas?
¿Cómo hacerlo?
Primeramente, generando un manual de condiciones, tamaño, lugar y características mínimas de vivienda para la empresa, es decir, una guía que permita al patrón saber qué tipo de vivienda debe construir para sus trabajadores.
De esta manera el patrón dará aviso al Infonavit de que se dispone a construir un número de viviendas al año, las cuales serán entregadas por derecho de antigüedad. Es decir, los trabajadores con más años de servicios prestados serán los primeros en recibir su vivienda.
Cuando el patrón informe al Infonavit sobre el proyecto de vivienda, el instituto dejará de cobrar las cuotas de aportación; si el patrón se compromete a generar 100 viviendas en un año, se realizará un convenio entre el Infonavit y el patrón para no cobrar aportaciones desde el momento de la firma de éste. De esta manera, el patrón tendrá la certeza de que sus aportaciones están siendo utilizadas para la creación de vivienda, al mismo tiempo, los trabajadores asegurarán una vivienda digna si siguen laborando en favor de la empresa, incluso podríamos hablar de que los trabajadores podrían tener su vivienda de forma gratuita sin entrar en enredosos trámites y créditos de “vida”.[5]
Con estas propuestas anteriores estaríamos generando mayores ingresos y condiciones de vida para nuestros trabajadores, así como mayores incentivos para la formalidad. Es momento de cambiar un poco la forma de pensar sobre las políticas públicas y la recaudación; es momento de ser más laxos en los modelos de seguridad social en nuestro país y América Latina. Es necesario que nos quitemos la falsa idea de que los salarios deben ser aumentados por decreto o que existe una fórmula mágica que de un día para otro podamos generar empleos tan bien remunerados como en los países desarrollados.
“El sector patronal no tiene un incentivo que permita mejorar las condiciones de sus trabajadores; incluso en algunas partes de la República, como el estado de Guanajuato y Querétaro, podemos encontrar zonas geográficas en donde la demanda de mano de obra supera con creces a la oferta, pero con una agravante: los salarios en estas zonas no son tentadores para que un trabajador de algún otro estado emigre a laborar a esta zona territorial.”
[1] Jafed Tirado. “Prepas del DF aumentan matrícula, pero no los graduados”. El Financiero, 20 de noviembre de 2015. Disponible en: http://www.elfinanciero.com.mx/nacional/prepas-del-df-aumentan-matricula-pero-no-los-graduados.
[2] Thamara Martínez. “Mitad de desempleados, con prepa o son profesionistas”. El Financiero, 19 de mayo de 2017. Disponible en: http://www.elfinanciero.com.mx/economia/mitad-de-desempleados-con-prepa-o-son-profesionistas.
[3] Citado por Pantaleón Israel. “¿Por qué los mexicanos no pueden ganar más?”. Forbes México, 31 de diciembre de 2015. Disponible en: https://www.forbes.com.mx/por-que-los-mexicanos-no-pueden-ganar-mas/.
[4] Ibidem.
[5] Aproximadamente, un trabajador mexicano termina de pagar su casa en un periodo de 20 a 30 años.