Estamos a escasos meses de que se lleve a cabo el cambio de gobierno; hemos visto cómo el equipo del nuevo gobierno está aprendiendo a marchas forzadas a ser gobierno, desde la forma de comunicar y la planeación de los recursos hasta el reparto del poder, lo que genera muchos dilemas.
Las promesas de campaña fueron demasiadas y la realidad puede provocar que no se cumplan muchas de ellas, en las últimas semanas hemos visto grandes cambios de opinión, de discurso, aunque el Presidente electo prefiere comunicarse con sus electores a través de mensajes que siguen sonando a campaña electoral.
La ciencia política dice que para ser gobierno sólo se necesitan tres cosas: una visión y un buen plan, el adecuado reparto del poder y una buena comunicación. Si hacemos el análisis de lo que está ocurriendo a unos meses de la toma de posesión, el nuevo gobierno tiene muchos retos y dilemas por resolver.
El plan que se tenía con respecto a la visión se estrelló con una realidad muy compleja, recursos ya asignados y con dificultad de cambiar compromisos; cosas que se habían prometido se han tenido que cambiar ya sea en la realidad o en el discurso, pero al final se han tenido que modificar. Se plantearon muchos cambios, pero al parecer quieren hacer todos de golpe y un país no se puede mover ni cambiar tan rápido sin fracturarse.
En el reparto del poder se dieron los nombramientos muy rápido, el problema es que en algunos casos ya se han dado a conocer que antes de que tomen posesión, algunas gentes que ya no van a llegar decidieron anunciar cambios. Los grupos internos de Morena empiezan a pugnar por las posiciones políticas, se empiezan a ver enfrentamientos de poder al interior del futuro gobierno. Por otra parte, pareciera que no se mueven los equipos de la transición y se dice que con el tema de los planes de austeridad a algunos de los elegidos no les va a alcanzar los nuevos puestos; al mismo tiempo ya se han anunciado que muchos de los empleados actuales prefieren jubilarse, por lo que se pone en riesgo la operatividad del gobierno.
Finalmente, la comunicación sigue siendo todo un gran reto, el vocero y el presidente al parecer no se ponen de acuerdo y sus declaraciones dan a entender que no van por el mismo camino. En este tema también se había dicho que se iban a reducir las estructuras de las secretarías, sin embargo, ya cambiaron de parecer. A finales del mes pasado, la red social del Senado de la República anunciaba con bombo y platillo la cuarta transformación, lo cual fue rechazado y generó grandes quejas por parte de senadores de los demás partidos, por lo que el mismo Martí Batres tuvo que pedir una disculpa ya que los mensajes del Senado tienen reglas y representan a un cuerpo de legisladores del país y no sólo a una fracción del Senado, por más mayoría que un partido tenga. Sin duda, el discurso debe ser matizado y cuidar las formas.
Los dilemas son grandes, pero aún queda tiempo de seguir corrigiendo antes de tomar posesión.