El mundo vive lo que se acostumbra a llamar la “tormenta perfecta”, por un lado una pandemia de condiciones bíblicas, nadie se la esperaba, nadie sabe cómo enfrentarla y las reacciones de los diferentes gobiernos ha sido con incredulidad, soberbia, arrogancia, lentitud en un principio, ya cuando midieron el tamaño del problema la situación los obligó a tomar medidas draconianas para salvar vidas de sus connacionales.
Por otro lado, al mismo momento se desata la guerra entre países productores del petróleo que hacen que los precios bajen a niveles que hacía años no enfrentábamos, la diferencia es el contexto de la pandemia y que el mundo está cambiando su visión de los hidrocarburos, todas las industrias están buscando su reemplazo y no sabemos si se levantarán los precios o este momento se pueda convertir en el punto de quiebre mundial para mejorar la salud del ambiente global.
Como consecuencia de estas dos grandes situaciones mundiales, la economía recibió la puntilla, lo que ocasionó que las bolsas de valores bajaran también a niveles históricos y las monedas se devaluaran en todo el mundo, los impactos económicos aún no se han medido pero las estimaciones de organismos mundiales ya marcan que el mundo entrará en una gran recesión.
Ante esta “tormenta perfecta” es normal que se desaten todo tipo de teorías de la conspiración, sobre todo las de la creación de un nuevo “orden mundial” lo que generará un nuevo tipo de economía y relación mundial de los Estados-Nación, ya veremos cómo se desata el nudo gordiano que se acaba de crear en esta tormenta.
Lo que sí es importante para cada uno de nosotros ante esta situación es la nueva conciencia que se nos va a generar en estos tiempos de “distanciamiento social”, nos vamos a enfrentar a una nueva forma de trabajo en casa, una nueva convivencia familiar, tener tiempo de analizar la situación mundial, desarrollar nuevas formas de trabajo, relacionamiento, visión del mundo, de la economía y sobre todo de nuestras propias vidas, valores, necesidades y ambiciones.
Toda esta situación me recuerda aquella famosa caricatura de Mafalda, en donde viendo las noticias del mundo, ella asustada decía: “Paren el mundo que me quiero bajar”, pero en este caso, quiero asumir que ahora fue al revés, al parecer el mundo fue el que paró y nos esta diciendo a los humanos: “Bájense porque me están dañando, no tienen cuidado con la naturaleza, ni con el ambiente, ni con los animales, ni siquiera con ustedes mismos”.
Serán tiempos de contemplación, de análisis, de empatía, de convivencia, de solidaridad y de todas esas cosas que la urgencia diaria la ambición y las prisas no nos dejan ver de nosotros mismos como individuos y como sociedad.
Disfrutemos este precioso espacio que nos regala esta “tormenta Perfecta y ojalá empecemos a ver más animales en nuestras costas, en nuestras ciudades y los cielos y el aire más limpio, como ya ha sucedido en algunas ciudades gracias al confinamiento social. Veámoslo como un alto en el camino que nos está regalando el planeta.