La semana pasada comenté en este mismo espacio, cuánto me gusta echar un vistazo en el diario de los debates para reconstruir la historia legislativa, conocer las distintas posturas con respecto a los dictámenes que se aprueban o rechazan. Es interesante contar con información sobre las contradicciones políticas y diversas interpretaciones de la ley que se hicieron en nombre de la Patria, a lo largo del tiempo y en distintas legislaturas, mismos actores políticos, diversas circunstancias nacionales e internacionales, pero eso sí, el mismo país.
Debo reconocer que me faltó incluir la forma en la que se defienden o justifican las posturas políticas ante la opinión pública, es decir los medios de comunicación.
Decía el reconocido político veracruzano, Don Jesús Reyes Heroles, «Seremos inflexibles en la defensa de las ideas, pero respetuosos en las formas, pues en política, frecuentemente, la forma es fondo». Y es cierto, la forma es fondo en el espacio público.
La semana que terminó fue de vaivenes políticos. Un ir y venir de noticias, versiones y explicaciones que se derivaron de la propuesta de modificación a la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, enviada por el titular del Ejecutivo a la Cámara de Diputados, con la que se pretende dotar a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCyP), de más facultades para revisar y disponer de los recursos públicos en caso de emergencia económica, definida unilateralmente. La forma es que se pretenden atribuciones adicionales para una secretaría, cuando en el fondo quien va a decidir el uso y destino del dinero público es el propio presidente y sus subjetivas prioridades.
Sin tener claridad de lo que para el Primer Mandatario significa una «emergencia económica» o sus “otros datos” y con la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados acéfala, el coordinador parlamentario de la mayoría en la Cámara de Diputados, buscó, por todos los medios, explicar lo indefendible de una propuesta que es violatoria del orden constitucional, para realizar el proceso legislativo correspondiente y dictaminar la iniciativa presentada.
El Coordinador y Ex Secretario de Finanzas del GDF en épocas de Marcelo Ebrard, se presentó en diversos espacios noticiosos para explicar que lo que quería en realidad el Presidente era «terminar con la simulación», porque en el pasado, lo que proponía el Ejecutivo en términos económicos lo aprobaba el Legislativo, sin discutir ni procesar montos, condiciones y mucho menos modificar las propuestas.
Así que, nada mejor que legalizar la facultad de sumar control y poder al Titular del Ejecutivo Federal. Interesante, por rara y diametralmente distinta a la postura que defendía cuando era legislador de la oposición. Todo un descubrimiento porque enseñó el rumbo del régimen actual.
Pues bien, convocó virtualmente a los integrantes de su grupo parlamentario para definir la ruta: nombrar al nuevo presidente de la Comisión de Presupuesto para dictaminar la iniciativa presidencial, concluir el período de sesiones, instalar la Comisión Permanente y acordar un período extraordinario de sesiones – se requieren de las dos terceras partes de los votos presentes -, para aprobar el dictamen mencionado. Todo parecía muy sencillo.
Mientras tanto, las voces discordantes crecían hasta en el interior del partido político en el gobierno. Figuras históricas, de gran peso por su reflexión y crítica, descalificaron el documento enviado a la Cámara de Diputados. Desde la sociedad civil se organizaron para rechazar, con razones y argumentos jurídicos la pretendida aventura presidencial de invadir competencias.
Y bueno, qué mejor que las fuerzas opositoras para entender el reclamo de los disidentes. De esta manera se conformó el «bloque de contención» parlamentario, que, aunque lo nieguen, fue el factor determinante para impedir que se aprobara y convocara a un período extraordinario con los fines señalados.
Dado que la mayoría en el congreso y sus aliados no lograrían obtener la mayoría calificada, por la falta de acompañamiento del bloque de contención, en un rápido control de daños y después de analizar los escenarios, decidieron dar la versión oficial: no se sometería a votación el período extraordinario porque, por recomendaciones de la Secretaría de Salud, se mantendrían la sana distancia y el quédate en casa, “como anillo al dedo”. En tiempos de pandemia, esa será la verdad histórica y eso es lo que comunicaron a los medios, aunque la realidad usted ya la sabe.