“Que la comida sea tu alimento y el alimento tu medicina”
Hipócrates
En México al igual que en todo el mundo vivimos la angustia de la pandemia infecciosa de la COVID-19, los mexicanos estamos a la espera de podernos vacunar para volver a tener un ritmo de vida como solía ser hace poco más de un año.
No obstante, hay una epidemia que no es infecciosa, pero se transfiere de una forma muy difícil de sortear, esta se llama diabetes mellitus tipo 2.
La diabetes mellitus es una enfermedad crónica que causa muertes a diario además de ser incapacitante en grados superlativos, debido a las complicaciones de la misma, esta enfermedad puede llevar a los pacientes a daños en la vista que muchas veces terminan en la ceguera, al pie de diabético que termina con la amputación de uno o ambos pies, las enfermedades coronarias aumentan entre muchos otros males que genera la diabetes y los daños en los seres humanos son devastadores. En México el gasto para el tratamiento de la diabetes, según los datos arrojados por la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut), representa el 34% del gasto del gobierno en salud.
Nuestra Constitución en su artículo 4º consagra el derecho a la salud como un Derecho Humano, el gran problema es que El Estado Mexicano manifiesta no tener los fondos suficientes para atender la salud de los mexicanos. La enfermedad más prolífica en nuestro país es la diabetes mellitus tipo 2 y se puede combatir ejercitando acciones concretas en concientización y cambio cultural en la alimentación.
Se que se han dispuesto nuevas formas de etiquetado, no obstante que ya hay productos que en vez de poner sus tres señales negras con los excesos que tienen cuando se consumen ya ponen uno que dice este producto tiene tres etiquetas negras en una sola y sin decir nada más.
Como mexicanos consientes hemos de ver cómo cambiar esta cultura de consumo sin prohibiciones, sino por medio de concientización social. Los productos de bajo valor nutrimental y de alto valor calórico y contenido en azúcares llevan varias décadas de penetrar a nuestra sociedad y ahora la obesidad rampante en nuestro país es de un alto costo para el Estado y para las familias de quienes padecen diabetes y otros males derivados de la obesidad.
Todos tenemos derecho a comer lo que nos guste, pero también tenemos derecho a la salud y a una mejor oferta alimenticia, así como a una información puntual y precisa sobre la alimentación y que esta sea balanceada y no tan onerosa para nuestros bolsillos como para no poderla pagar.
En nuestras raíces culinarias contamos con alimentos deliciosos que han hecho que la comida mexicana sea considerada como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Hay muchos esfuerzos para ayudar a las personas que viven con obesidad y diabetes, el problema es que no se les habla en un lenguaje llano y en muchas ocasiones se les lleva a pensar en escenarios terribles de vida. En un futuro próximo veremos un esfuerzo de forma privada para ayudar a vivir bien a los pacientes con diabetes y a dejar atrás la obesidad a muchos mexicanos que la padecen.
El cambio cultural en la alimentación puede ser muy agradable volviendo a las raíces de nuestra alimentación sin dañar a nuestro organismo. En estos momentos aciagos en materia de salud nuestro país requiere de esfuerzos puntuales que apoyen los esfuerzos de las instituciones gubernamentales para coadyuvar a resolver problemas de gran trascendencia nacional.
La salud es nuestro principal capital como seres humanos y ayudar a evitar la diabetes mellitus tipo 2 es un compromiso que de forma personal y muy puntual asumo por el bien de todos los mexicanos.
Fortalezcamos las Instituciones.