Uno de los mayores logros mediáticos del recién iniciado gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto, lo fue sin duda la captura en febrero de 2014 del criminal más buscado nacional e internacionalmente, del enemigo público No. 1 de México y de EEUU, del jefe de jefes de los capos de la droga, Joaquín Guzmán Loera “El Chapo” Guzmán. Paradójicamente este logro nacional e internacional, 16 meses después, con la fuga del mismo personaje, se ha convertido en uno de sus principales fracasos políticos; particularmente, por su resistencia a permitir o auspiciar su extradición a los EEUU y su soberbia por albergar a este peligroso, rico e influyente narcotraficante transnacional. Luego de esta famosa fuga, bien se puede afirmar que el prestigio y la credibilidad del gobierno de Enrique Peña y del Estado mexicano, se fueron por un túnel.
Como lo comentaron en su momento especialistas, políticos y comunicadores, luego del éxito de la captura de «El Chapo» Guzmán el año pasado, lo indicado era buscar su extradición lo más pronto posible. Así también lo propuso Foro Jurídico en su editorial de marzo del 2014, que expresamente advirtió que el Gobierno Federal debía tener mucho cuidado para que no se repitiera otra fuga más de “El Chapo”. Que lo conveniente era retomar el modelo que dio buenos resultados al Presidente de Colombia, Álvaro Uribe en el combate al narcotráfico: extraditar a los Estados Unidos a los principales capos de la droga. Se advirtió reiteradamente, que enviar a “El Chapo” en el corto plazo a la justicia norteamericana, era más sensato y seguro que dejarlo en una prisión mexicana, por segura que ésta fuera. Existen varias razones que así lo aconsejan, se aseguró en el citado Editorial, y la más evidente es que “nuestro sistema penitenciario está en crisis”.
Esta afirmación no se basaba solamente en una reflexión romántica de Foro Jurídico, sino en la realidad que desde hace varias décadas permea en el sistema penitenciario mexicano y en las declaraciones que hicieron a nuestra revista 2 funcionarios del más alto nivel de nuestro sistema carcelario: el entonces Comisionado Nacional de las Prisiones Federales, José Luis Musi Nahmias y el Tercer Visitador de la CNDH, Andrés Aguirre Aguilar.
José Luis Musi señaló expresamente que el sistema carcelarionacional pasaba por una de sus más severas crisis, debido a múltiples razones como la desarticulación, el sobre poblamiento, fragilidad y carencia de recursos de todo tipo y el autogobierno, que son el cáncer de las prisiones federales en nuestro país. Por su parte, Andrés Aguirre, entonces el Visitador de la CNDH encargado de darle seguimiento, precisamente a la prisiones, denunció que en las cárceles mexicanas prevalecen “la corrupción, la extorsión, la violencia, el maltrato; lo cual es una clara muestra de la debilidad institucional existente en la materia”. Con base en este diagnóstico, Foro Jurídico denunció que con su poder corruptor, “El Chapo”, sería capaz, por segunda ocasión, de darse a la fuga de una cárcel mexicana de máxima seguridad.
Haciendo caso omiso a todas estas voces, particularmente a su “carcelero mayor”, que era el Comisionado Nacional Musi Nahmias, aconsejado “quien sabe por quién”, el Presidente Peña Nieto declaró entonces al periodista León Krauze, “que sería imperdonable que “El Chapo” Guzmán se escapara nuevamente”. Es una obligación que tiene el Estado mexicano; sería, reiteró EPN, “verdaderamente imperdonable, otra fuga. El Estado y el gobierno estamos tomando las providencias. Es una responsabilidad que tiene a cuestas el Gobierno de la República, el asegurar que la fuga ocurrida nunca más se vuelva a repetir”.
«En las cárceles prevalece la
corrupción, la extorsión,
la violencia, el maltrato; lo cual
es una clara muestra de
la debilidad institucional
existente en la materia”:
Andrés Aguirre Aguilar.
Es de destacar que la fuga de otros cercano a “El Chapo”, como Adelmo Niebla González, su operador financiero y de otros 2 de sus operadores más cercanos, del penal de máxima seguridad de Culiacán, en mayo de 2014, también por un túnel construido en forma muy parecida al del Penal del Altiplano, fue ignorada y subestimada por las autoridades de la SEGOB. Este antecedente era más que suficiente para que el Gobierno Federal tomara cartas en el asunto. Pero no sucedió así. Frente a este panorama, era obligado canalizar todos los recursos y la fuerza del Estado para lograr, en un corto plazo, la extradición de “El Chapo” a los Estados Unidos, donde es reclamado al menos por 6 Cortes por delitos de narcotráfico. Tal parece que cuando detuvieron a “El Chapo” en Mazatlán, el único que no sabía que nuestro sistema penitenciario está pasando por una de sus crisis más severas y que a la corrupción en los penales se encuentra “a flor de piel” y que no estaba, ni está, preparado para enfrentar una responsabilidad de semejante envergadura, era el Presidente Peña Nieto, a quién ahora lo han expuesto al ridículo por ofrecer lo que era impensable: blindar contra la corrupción en una cárcel mexicana a un delincuente inteligente, audaz, corruptor y sobretodo, multimillonario en dólares, de acuerdo con la famosa revista Forbes.
Resistencia a la Extradición
De acuerdo con algunas versiones extra oficiales, “El Chapo” no fue extraditado oportunamente por la resistencia que tiene el Gobierno de México para extraditar capos a los Estados Unidos. En una nota que apareció en Reforma el pasado sábado 21 de julio, se transcribe una declaración de Mike Braun, ex jefe de operaciones de la DEA (trabajó 33 años en esa agencia de drogas), quién asegura que la reticencia de México para extraditar a grandes capos a Estados Unidos, se debe al temor de funcionarios de que los narcotraficantes digan sus nexos con el Gobierno. “Con esto, podría validarse, el señalamiento de varios expertos de que altos funcionarios del país no querrían que ‘El Chapo’ hablara con autoridades estadounidenses porque podría resultar embarazoso para ellos”. Sin embargo, afirmó Braun en la entrevista, ese argumento es inválido e insuficiente para no haber extraditado a “El Chapo” Guzmán. “Capos del nivel de ‘El Chapo’ saben que si son enjuiciados en Estados Unidos, incluso si cooperan con los fiscales, de cualquier manera terminarán encarcelados prácticamente toda su vida. Eso ya pasó con varios ex líderes de grupos del crimen organizado tanto mexicanos como colombianos”.
Apenas llegó a México el Presidente EPN, luego de su gira de Estado por Francia, se reunió de inmediato con su gabinete de seguridad para conocer de primera mano todo lo acontecido. Al finalizar el encuentro, declaró que la fuga del delincuente más buscado del mundo, es sin duda una afrenta para la sociedad mexicana y para el Estado de Derecho, asegurando que el Gobierno de la República no ha evadido su responsabilidad y que por el contrario, asumía plenamente la tarea que implicaba mantener plena vigilancia sobre este delincuente.
Advirtió que la única forma de revertir tal agravio es la recaptura de “El Chapo” Guzmán, y asegurar que quienes eventualmente hayan incurrido en algún acto de complicidad, sean castigados con el peso de la ley. “Ésta es una encomienda específica que he dado a las áreas de seguridad del Estado mexicano. Y yo estoy seguro y tengo la confianza plena que así como hubo el valor, el coraje y la determinación de nuestras Fuerzas Armadas y de las áreas de seguridad del orden Federal para lograr su aprehensión el año pasado, de igual manera la vuelva a haber para lograr su reaprehensión”.
Parece difícil que esta reaprehensión se concrete, pero en poco probable caso de que así sucediera, parecería oportuno pedirle al Gobierno Federal que ahora si atienda a la vox populi y hagan copy/paste de lo que hizo en su momento Ernesto Zedillo con el también peligroso narcotraficante Juan García Ábrego, quién una vez que fue reaprehendido, le encontraron parientes americanos y sin mayor trámite, fue inmediatamente deportado a los EEUU.
Por lo pronto, EPN instruyó a la titular de la PGR, Arely Gómez González para que profundice en la investigación de estos hechos y se determinen las complicidades que hubo y se sancionen a los responsables con toda la fuerza de la ley. Hasta ahora, a 3 funcionarios del penal del Altiplano se les dictó el auto de formal prisión por estar relacionados con la fuga, al encargado del Centro de Monitoreo y 2 custodios que enfrentan juicio por el delito de evasión de reo. ¿Será que no hay peces gordos involucrados en esta espectacular fuga?