“En pleno siglo XXI, con el desarrollo tecnológico de los celulares, de las redes inalámbricas de transmisión de datos, y con la sorprendente tecnología de las aplicaciones de música en streaming, hemos llegado a tener disponibles millones de canciones en nuestra mano y oídos con solo tocar una pantalla.”
Uno de los gremios más afectados con motivo de la pandemia es el de la cultura, presentaciones en vivo, conciertos, producciones musicales y eventos sociales. Algo necesario al ser la distancia social una medida básica de prevención para la transmisión del Covid-19 o sus variantes.
Por tanto, desde inicios de pandemia adiós conciertos, adiós cines, adiós teatros, adiós presentaciones y aglomeraciones, adiós estadios, adiós discos y antros, adiós bodas, graduaciones y hasta los XV años de la prima.
Detrás de esa despedida masiva, y de la mano del dolor de no poder transmitir cariño físicamente, en las sombras, donde no se nota su presencia, existe un amplio gremio, cúmulo de prestadores de servicios que vieron como la cortina de sus negocios cerraba, aún hoy día no vuelve.
Productores, artistas, iluminadores, organizadores de eventos, DJʼs, músicos, cantantes, técnicos, una cadena muy grande y diversa de personas con talentos increíbles, buscaron obligadamente una alternativa a sus ingresos, pues la diversión para las personas estaba restringida. Es así como la cultura en general comenzó a llorar en silencio debido a las medidas necesarias para salir de esta pandemia.
La música siempre ha sido un bálsamo para el alma, para el corazón. Cantar y disfrutar de la música es algo implícito en el ADN de los seres humanos, no importa el género o el ritmo que haga mover tus fibras más sensibles, sea música pop o música sacra, es la música en general una necesidad en el espíritu.
En pleno siglo XXI, con el desarrollo tecnológico de los celulares, de las redes inalámbricas de transmisión de datos, y con la sorprendente tecnología de las aplicaciones de música en streaming, hemos llegado a tener disponibles millones de canciones en nuestra mano y oídos con solo tocar una pantalla.
Y no es exageración, según estimaciones a marzo del 2021 el catálogo musical de Spotify es de más de 70 millones de canciones, misma cifra de respaldo para Tidal, Apple Music, Amazon Music y Deezer, principales proveedores de ese tipo de servicios a nivel mundial.
Si usted, estimado lector, comenzara a escuchar música desde su nacimiento sin parar, día y noche, sin cortes o interrupciones, ¡necesitaría vivir aproximadamente 532 años para terminar de escuchar toda la música de uno de los servicios mencionados!
Bueno, mejor pongamos una comparativa más realista, si usted escuchara música ininterrumpidamente desde el primer segundo de su vida, viviendo un promedio de 70 años, le llevaría 7 generaciones a su familia escuchar todo el catálogo musical disponible.
A pesar de todo, la música siempre se ha unido para mitigar el dolor y ayudar en momentos dolorosos de nuestra historia, pero de manera masiva y mundial, desde 1985, y la iniciativa se la debemos al británico Bob Geldof, quien organizó el concierto benéfico que cambiaria la historia y el papel de la música y sus operadores para siempre.
En efecto, Live Aid, concierto destinado a combatir la hambruna en Etiopía, ejecutó 70 presentaciones masivas para cerca de 162,000 fans en estadios de Londres y Filadelfia, con una audiencia televisiva estimada en 1,500 millones, recaudando 245 millones de dólares para esa causa.
La suma de la comunidad artística en Estados Unidos, ese mismo año, rompió todos los esquemas: We are the World (for Africa), consolidó el modelo de recaudación, y sumó 163 millones de dólares más a la causa, dejando como legado una composición musical magistral coescrita por Michael Jackson y Lionel Richie.
Con el esquema de ayuda definido, se hicieron similares esfuerzos para rendir tributo en 2001 a los caídos el 11 de septiembre en Estados Unidos; en 2005 para recaudar fondos y donarlos a los afectados por el huracán Katrina; ese mismo año para ayudar a la tragedia del golpe de Tsunami que cobró la vida de más de 300,000 personas en Indonesia; en 2010 para ayudar a Haití en su reconstrucción después del terremoto que prácticamente destruyó la infraestructura de la isla.
A pesar del duro golpe económico de la pandemia sobre la industria del espectáculo, un sector económico que ha perdido más del 70 % de sus proveedores por bancarrota, y de estar prácticamente cerrada la actividad económica vinculante de ese pujante gremio, ha sido desde la música como se han unido fuerzas para contra por la crisis moderna de 2021: la necesidad de vacunas en todo el mundo.
“A pesar del duro golpe económico de la pandemia sobre la industria del espectáculo, un sector económico que ha perdido más del 70 % de sus proveedores por bancarrota, y de estar prácticamente cerrada la actividad económica vinculante de ese pujante gremio, ha sido desde la música como se han unido fuerzas para luchar contra la crisis moderna de 2021: la necesidad de vacunas en todo el mundo.”
El concierto Vax Live organizado por Global Citizen, contó con la participación de grandes artistas como Selena Gómez, Jennifer López, J. Balvin, entre otros, y tiene por objetivo reunir a artistas, presentadores y líderes mundiales para apoyar la equidad en la repartición de vacunas contra el Covid-19 en todo el mundo, especialmente en los países económicamente más débiles. Los datos son cuando menos alentadores. Usando las redes sociales para su difusión, con personal médico de primera línea como espectadores de lujo, a la pléyade de artistas se sumaron y comprometieron mandatarios de Estados Unidos, España, Francia, Canadá y Croacia, por citar algunos, los esfuerzos estaban presididos por el príncipe Harry y su esposa Meghan de Sussex.
Así, la música vuelve a dar la cara, reconstruyéndose desde las sombras, mostrando su mejor faceta, recordando que no importa cuánto tiempo pase, la música vivirá mientras existamos como especie, una especie que ahora canta por amor y por vacunas.