Por Carmen Luna
En su paso por México, algunos migrantes centroamericanos han optado por establecerse en el país para evitar las vicisitudes del viaje hacia Estados Unidos, pero se enfrentan con una abrumadora realidad: empleos mal pagados y xenofobia. Foro Jurídico presenta un análisis sobre el tema, en esta ocasión contamos con los comentarios de dos especialistas en la materia: la doctora Claudia P. Masferrer León, investigadora de El Colegio de México (Colmex), y el licenciado Gustavo Mohar Betancourt, director ejecutivo de Grupo Atalaya y exdirectivo del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen).
Los Migrantes Centroamericanos
En su búsqueda por una vida mejor, para alejarse de la violencia, de las pandillas que asolan su día a día y de la pobreza, los migrantes centroamericanos arriesgan la vida la gran mayoría de las veces en su paso por México para llegar a Estados Unidos.
Los altos niveles de violencia y bajo desarrollo económico que han azotado desde hace décadas a Guatemala, Honduras y El Salvador, el llamado Triángulo Norte de Centroamérica (TNCA ), han convertido a estos países en expulsores de migrantes, para algunos de los cuales México no sólo se ha convertido en un país de paso sino de residencia.
Algunos especialistas coinciden en que, por un lado, México debe implementar programas de asistencia y ayuda humanitaria para auxiliar a los migrantes en su paso por el país, pero su asentamiento a largo plazo implica mayores desafíos de política pública. La situación es compleja en un escenario en donde los trabajadores nacionales se enfrentan a un mercado laboral precario y ante la discriminación que sufren los inmigrantes.
Décadas de Desolación
Guerras civiles, conflictos armados y la violencia generada por las pandillas ha llevado a millones de ciudadanos del TNCA a abandonar sus países de origen.
“No es un fenómeno nuevo, lo que se tiene es que hay una población ya establecida de hace muchos años”, dice Claudia Masferrer.
En las décadas de los 60 y 70, El Salvador, Guatemala y Honduras se incorporaron gradualmente al
sistema migratorio norteamericano, lo cual generó un crecimiento de la población de nacidos en los países del TNCA viviendo en Estados Unidos, de acuerdo con el estudio “Tres décadas de migración desde el triángulo norte centroamericano: Un panorama histórico y demográfico”, del Central America-North America Migration Dialogue (Canamid).
Además, a lo largo del siglo xx, los regímenes autoritarios en el TNCA impusieron una economía política basada en las exportaciones de productos agrícolas básicos como plátano en las costas del Caribe hondureño y guatemalteco, y café en las tierras altas del oriente de Guatemala y El Salvador. Esto sólo favoreció a los grandes productores y a la inversión extranjera, pero provocó el desplazamiento de una gran cantidad de campesinos.
El documento del Canamid indica que aunque el crecimiento de dicha población podría haber sido producto de un aumento de la represión política en esos países, los flujos de El Salvador y Guatemala aumentaron rápidamente en la década de los 80 por los conflictos armados entre grupos guerrilleros de izquierda y los gobiernos conservadores en el contexto geopolítico de finales de la Guerra Fría.
En Honduras, la situación ha sido más complicada. Las bases de la migración hondureña a Estados Unidos datan desde finales del siglo XIX, cuando los afrodescendientes hondureños, empleados de las compañías bananeras, emigraron de la costa norte de Honduras al puerto de Nueva Orleans, donde se ubicaban las casas matrices de esas compañías.
Si bien Honduras ha reducido los niveles de violencia en los últimos años, aún tiene una de las tasas de homicidios más altas del mundo. En el 2017 el número anual de asesinatos disminuyó en 26%, de 5 150 en 2016 a 3 791, lo que arroja una tasa de homicidios de 42.8 por cada 100 000 habitantes, según InSight Crime, fundación dedicada al estudio del crimen organizado en América Latina y el Caribe.
De acuerdo con las autoridades hondureñas, las cifras de 2017 marcaron los niveles de homicidio más bajos de Honduras en una década. En El Salvador la tasa de homicidios se ubicó en 60 por cada 100 000 habitantes y en Guatemala en 26.1 por cada 100 000.
El Corredor TNCA–América del Norte
La región que comprende América del Norte y los países del TNCA es uno de los corredores de migración más dinámicos del mundo, pues aproximadamente 59 millones de migrantes internacionales viven en México, Estados Unidos y Canadá. Sin embargo, dado que México era considerado un país de emigración, las políticas de inmigración no han sido una prioridad.
“México enfrenta el desafío de pasar de un enfoque reactivo a una estrategia más asertiva, enfocada en aprovechar los beneficios potenciales de la inmigración para enviar a las comunidades y al país en general”, dice el estudio “Un sistema de migración en construcción” del Colmex.
México ha jugado un papel clave en favor de Estados Unidos al detener y deportar a centroamericanos que deben cruzar ese país. En el 2017 deportó a 79 767 inmigrantes del TNCA, pero las cifras van a la baja como se demuestra en las siguientes cifras:
Aunque para la mayoría de centroamericanos el objetivo es llegar a Estados Unidos, varios migrantes tratan de establecerse en México al darse cuenta que el viaje por el país resulta sumamente riesgoso, aunado al endurecimiento de la política migratoria de Estados Unidos.
Para Gustavo Mohar, director ejecutivo de Grupo Atalaya, especializado en identificar, prevenir y mitigar los riesgos en temas de violencia, delincuencia, política, corrupción, gobernabilidad e impacto social, “La frontera con Estados Unidos cada vez está más difícil con el control de los gringos, eso hace que los cruces de los polleros se vuelvan más caros y peligrosos”.
En el 2013, 887 ciudadanos del TNCA tramitaron la petición de asilo a México, en 2017 se registraron un total de 8 656 solicitudes, según estadísticas de la Comisión Mexicana de Ayuda a los Refugiados (Comar).
“Han escuchado que en México hay trabajo por lo que vale la pena quedarse, aunque sea en un trabajo mal pagado e informal. El idioma, les atrae porque aquí se pueden comunicar”, opina Mohar.
Mexicanos Contra Inmigrantes
Los migrantes que optan por quedarse enfrentan una realidad abrumadora en México, en donde encaran el estigma de ser inmigrantes, aunado a un mercado laboral precario con bajos salarios que juegan en su contra.
¿A qué se debe la xenofobia de algunos mexicanos? Entre algunas razones por las que algunos mexicanos pueden discriminar a los inmigrantes destacan factores sociales, no económicos, como el orgullo nacional, la preocupación por la inseguridad y la intolerancia a ideas extranjeras.
El 20.5% de los migrantes considera la discriminación uno de sus principales problemas en México, el 23.5% señala al desempleo, según la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México.
Generalmente, gran parte de los migrantes tiene pocas cualificaciones que les permitan obtener un empleo bien remunerado.
En opinión de Mohar: “El problema es que tienen pocas calificaciones técnicas, muchas veces no encuentran o se tardan en encontrar un empleo. En Chiapas y Oaxaca ya hay mucho trabajador doméstico, en la industria de la construcción, jardineros, restaurantes”.
La investigación “Las actitudes hacia los inmigrantes en México: explicaciones económicas y sociales”, de los académicos del Centro de Investigación y Docencia Económicas (cide), Covadonga Meseguer y Gerardo Maldonado, destaca que en el caso de los migrantes de Guatemala, sólo 39% de aquellos con 25 años o más completaron la escuela primaria, mientras que el 39% no sabe leer ni escribir.
El porcentaje que cuenta con educación secundaria o más es de 12%. El 30% de guatemaltecos trabaja en la agricultura, otro 30% se reporta como trabajadores por cuenta propia, concentrados en el sector informal.
Así, cerca de 80% de los inmigrantes de esta nacionalidad trabaja en empleos con bajo nivel de cualificación, la mitad de ellos corresponden a empleos en la agricultura. Los inmigrantes guatemaltecos se concentran principalmente en Chiapas y tienen una vida en torno a la frontera sur, y solamente el 5% trabaja como profesionales y técnicos.
Pero las perspectivas laborales no son prometedoras ni para los mexicanos. Al cierre del primer trimestre del 2018, 7.93 millones de trabajadores ingresaban hasta un salario mínimo, es decir, 2 694.98 pesos mensuales. En 2005, la cifra de trabajadores con un salario mínimo era de 6.04 millones, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
La creación de empleos se ha concentrado en las plazas que pagan entre 2 695 y 8 084.94 pesos al mes. El número de trabajadores ubicado dentro de este rango de ingresos es de 24.75 millones, es decir, 46.81% del total de los ocupados.
Los empleos mejor pagados van a la baja. Al cierre de marzo, las personas que ganaban más de tres hasta cinco salarios mínimos sumaron 6.70 millones, una de las cifras más bajas que se registran.
Adicionalmente, sólo 2.43 millones de personas ganan más de cinco salarios mínimos, la cifra es la más baja y está muy lejos de los 5.29 millones del tercer trimestre del 2008.
Según Masferrer: “Para los que deciden quedarse es un poco más complicado y no se limita sólo a los centroamericanos, sino a los extranjeros en general e incluso para los mexicanos que regresan al país y que necesitan encontrar donde vivir, tener acceso a servicios de salud, educación y encontrar un empleo”. Los desafíos para encontrar un empleo van desde la certificación de sus estudios hasta el reconocimiento. “Lo que sí vemos es que hay mucho estigma y discriminación hacia estas poblaciones y ahí es donde quizá es más complicado”.
Donald Trump vs los Inmigrantes
Uno de los estandartes enarbolados por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, desde su campaña presidencial fue la del endurecimiento de la política migratoria, lo cual hace menos atractivo a Estados Unidos para los inmigrantes.
Uno de los mensajes publicado vía Twitter por Trump a inicios de su campaña, en junio del 2015, decía lo siguiente: “Cuando México envía a su gente, no nos mandan a los mejores. Nos mandan gente con un montón de problemas, que traen drogas, crimen y son violadores.”
El mensaje antiinmigrante no tardó en propagarse entre sus seguidores, principalmente en el sur de Estados Unidos. Además, aún mantiene su amenaza de construir un muro en la frontera con México. En febrero pasado Trump tuiteó: “Los pandilleros de la MS-13 son expulsados por la gran ice y los agentes de la patrulla fronteriza por miles, pero esos asesinos regresan de El Salvador a través de México como el agua. El Salvador sólo toma nuestro dinero y México debe ayudar MÁS con este problema. ¡Necesitamos el muro!”.
Uno de los temas más controvertidos de la política migratoria de Trump es la separación de las familias de inmigrantes detenidas. En mayo pasado, Jeff Sessions, secretario de Justicia, dijo que su gobierno procesará criminalmente a cualquiera que cruce la frontera ilegalmente. Estas acciones buscan disuadir a los centroamericanos que viajan en familia para solicitar refugio.
“Lo que está sucediendo es que hay más personas que vienen trayendo niños con ellos que entran ilegalmente entre los puertos de entrada […] No se les puede otorgar inmunidad. Eso es una ofensa. Creemos que cada persona que entra el país ilegalmente así debería ser procesado”, afirmó Sessions en una entrevista con la CBS News.
Cuando las familias ingresan ilegalmente al país, el Departamento de Seguridad Nacional retiene a los niños durante 72 horas, después de ese lapso supervisa el enjuiciamiento de sus padres, y se encarga de la administración en refugios temporales.
De acuerdo con información de la NBC News, hasta mayo de este año 10 852 niños migrantes se encontraban en refugios que ya están al 95% de su capacidad y con sólo 575 camas libres.
“Si la gente no quiere separarse de sus hijos, no deberían llevarlos con ellos”, dijo Sessions. “Tenemos que transmitir este mensaje. No recibes inmunidad. Tienes que hacerlo, serás procesado si vienes ilegalmente. Y si traes niños, igual serás enjuiciado”.
Datos del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ice, por sus siglas en inglés) arrojan que en el año fiscal de 2017 se realizaron 143 470 arrestos administrativos, la mayor cifra de los últimos tres años. Estas detenciones se dan cuando un extranjero viola las leyes de inmigración.
En el caso de los ciudadanos del TNCA, 74 789 fueron deportados el año pasado, en comparación con los 76 472 de 2016. En este contexto de políticas cada vez más restrictivas por parte de Estados Unidos, los especialistas prevén que los migrantes centroamericanos opten por permanecer en México.