A poco más de dos meses de entrada en vigor del T-MEC, hay una realidad que llama un poco la atención; no se han presentado quejas en los paneles internacionales, o hasta el momento no se han hecho de conocimiento general y ello solo indica uno de dos supuestos: o estamos haciendo las cosas demasiado bien, o, se está fraguando una tormenta que será muy difícil de sortear, el hecho es que no le estamos dando la importancia debida…
Conforme a los números más recientes brindados por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, hasta el 01 de septiembre de este año, un total de 1,754 sindicatos de índole Federal han cumplimentado con la obligación de legitimar el contenido de sus Contratos Colectivos de Trabajo, lo que representa poco más de un ochenta y seis por ciento del universo registrado ante la STPS, son muy buenas cifras, el detalle y ya se ha externado en diferentes ocasiones, no radicará particularmente en los sindicatos de materia federal, sino, en los locales, cuyos números son muy difíciles de definir.
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Tal es el caso, que a finales de agosto, la STPS ha intervenido directamente en entidades federativas como es el caso de Durango y San Luis Potosí, ya que estaban atrasadas especialmente en el tema de modificación de estatutos en los contratos colectivos de trabajo, lo que sobra decir es parte de las obligaciones adquiridas con la promulgación de la reforma laboral y consecuente del T-MEC, radicando muy especialmente la urgencia para estos dos Estados, ya que forman parte de la primera oleada de entidades que deberán contar con el cumplimiento total a estos aspectos de la reforma laboral para noviembre de este año.
Todo lo anterior, también demuestra que es el Gobierno Federal, el principal interesado en que nuestro país no caiga en controversias internacionales y ello guarda una sencilla razón; las quejas no solamente pueden darse entre particulares, sino entre Estados, ello quiere decir, ejemplificando, una queja del gobierno norteamericano hacia el gobierno mexicano, por no vigilar adecuadamente el cumplimiento de sus entidades federativas y/o sus gobernados.
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No obstante, el esfuerzo debe ser general, nos guste o no, hemos adquirido compromisos y obligaciones con la entrada en vigor de este tratado comercial y que está íntimamente ligado con la implementación de la reforma laboral de mayo del año pasado, incluso la pandemia que vivimos puede ser tomada como una oportunidad para evolucionar nuestras relaciones laborales, tanto en el aspecto de negociación sindical y su democratización, como en el de impartición de justicia y cumplimiento normativo; muy especialmente este último referente a aspectos de seguridad e higiene, así como condiciones generales de trabajo, aspectos que los patrones ya no pueden dejar en el tintero o darle baja prioridad, ya que estos detalles por mínimos que parezcan, en estas épocas pueden ser utilizadas como exigencias colectivas y entorpecer negociaciones y sano desarrollo al interior de los centros de trabajo, culminando probablemente en una queja internacional.